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martes, 9 de enero de 2018

Review Black Mirror 4ª Temporada (1ª Parte)

Bueno, pues aquí estoy, feliz año y todo eso que se suele decir.
Como me pidieron por Instagram, esto es una review de la 4ª temporada de Black Mirror. Sé que es una entrada distinta, pero como prometí subir unas recomendaciones para Navidad y no lo hice, me redimo escribiendo esto.
No me enrollo más que hay trabajillo.

4x01 – USS Callister
Tengo sentimientos encontrados con este capítulo. Os diría que no me ha gustado, porque hay muchas cosas que no me han gustado. MUCHAS. Pero no puedo. Me ha gustado. Bueno, en parte.
Nos encontramos con Robert Daly, un genio de la informática que ha creado un software de la hostia y lo ha lanzado junto a su “amigo” Walton. Dicho software te permite emularte en la nube, dejando tu cuerpo en espera, como un recipiente, y vivir en un “videojuego”.
Resulta que todo el mundo se ríe de Robert porque él es introvertido y no muy agraciado, mientras que Walton, su socio, no carece de labia y es un director nato. Todo es así hasta que parece Nanette Cole, una nueva trabajadora que se interesa por los éxitos de nuestro protagonista, Robert. Todo iba bien, pensaba Robert. Alguien que se interesaba por él y no por el capullo de su socio. Pero todo eso dura poco, los demás trabajadores empiezan a meter mierda y Walton saca a relucir su pico de oro.
Con el ADN, Robert, puede subir a la nube a esa persona, creando una réplica de ella en el videojuego. Ya lo ha hecho varias veces con los trabajadores que le desprecian, con Walton, y ahora, como no, con Cole.
El problema de las personas que están en la nube es que no pueden salir. Y en el caso de que mueran, Robert puede volverlos a subir al videojuego, así que para qué molestarse. Además, cuando Robert está conectado es Dios y lo controla todo. No hay salvación para ellxs.
Bueno, sí. Al final se salvan. Resulta que el videojuego no podía estar conectado a internet pero realmente sí que lo está y consiguen engañar al protagonista y lo dejan encerrado en su Universo mientras sus marionetas consiguen escapar a otro.
Lo cuento así porque eso no tiene importancia. Lo que tiene importancia en esta historia es la actitud de Robert, por lo que he odiado este capítulo.
Robert es un gilipollas machista que quiere sentir el poder que nunca ha tenido en su vida. Por eso lo hace dentro del videojuego. Si no lo habéis entendido, ahora lo haréis:
Robert es una persona introvertida y no tiene madera para ser un líder. En el videojuego, Robert es el capitán de la nave y tiene el control de la situación, siempre.
Robert no tiene éxito en el amor. En el videojuego, Robert, al completar una misión, besa a las chicas en modo de victoria.
Robert no consigue entablar una relación amorosa con Nanette Cole. Por eso la observa como toma un café, espera a que se vaya, coge el recipiente, analiza su ADN y emula una Nanette en el videojuego que cuando no le hace caso le deja literalmente sin cara queriendo ésta respirar y sin poder morir porque puto Robert es el dueño de la vida de los demás en el videojuego pero no es el dueño de su propia vida.

Si fuera por Robert, las chicas irían a su oficina desnudas, le servirían el café con las piernas abiertas y los hombres estarían limpiando los distintos  fluidos que dejaría. ¿Os habéis fijado cómo actúan las chicas emuladas en el videojuego de Robert? ¿Adivinad quién no tiene pistola? ¿Habéis visto cómo andan? Miradlo, o sea, es insultante.


Por todo esto, no me ha gustado el primer capítulo de la cuarta temporada de Black Mirror. Por esto y por el cliché de que alguien del grupo se tiene que sacrificar para que todxs se salven. Por eso y por el final donde lxs protagonistas dentro del videojuego, esxs que ansiaban tanto la libertad, acaban cayendo en un Universo, estableciendo contacto con una nave que literalmente les amenaza con destruirlxs si no se van de ese cuadrante.

4x02 – Arkangel
Este fue el primer capítulo que vi de la temporada, y sinceramente, me ha gustado muchísimo.
Las protagonistas de este capítulo son Marie y Sara, madre e hija. El capítulo cuenta cómo Marie (tras un parto bastante duro) trae al mundo a Sara, su primer retoño. Un día, Sara, jugando en el parque, se pone a perseguir un gato mientras su madre está despistada. Todo el barrio se vuelca en la búsqueda de Sara, hasta que dan con ella. Para que no se repita, Marie, decide colocarle a Sara un microchip para saber dónde está en todo momento.
No suena tan mal, ¿no? Así sabríamos siempre dónde están nuestros niñxs, no se perdería ningunx. Casos como el de Madeleine McCann no se repetirían nunca. Eso os lo dejo a vosotrxs, chicxs.
Dejando de banda si es buena idea o no, el microchip del capítulo no solo muestra a Marie la ubicación de Sara, sino que puede ver lo que ella ve e incluso puede ponerle un filtro para que las cosas “turbias” (como la sangre, el sexo, agresiones, etc.) se vean con una pequeña “distorsión” y la pequeña no sepa qué está pasando.
Y así es, Sara no se asusta cuando el aterrador perro del vecino empieza a ladrar, Marie puede controlar desde el trabajo a su hija, Sara puede mostrarle a su madre el bonito dibujo que ha hecho,… El problema es cuando Sara va creciendo y empieza a interesarse por esas cosas “turbias”. La primera vez que ve sangre, son unos pocos segundos, porque gracias al filtro, ve unos píxeles que evaden la realidad. Curiosa, la niña, empieza a hacerse heridas para mostrarse la sangre, porque no puede pintar ni sangre en un dibujo.
Marie dice basta y que quiere que le saquen el microchip, pero como no es posible, decide apagar el filtro y que sea una niña “normal”. Una niña que se ha interesado por el porno y cuando lo veía eran simples píxeles. Una niña que cuando veía sangre y dolor, a los segundos veía distorsiones y figuras raras.


Por eso, Sara, al crecer tiene una habitación que rompe con la idealización que Marie tenía sobre una hija. Dibujos de rostros oscuros y pálidos, pintadas en la estantería, música a todo volumen que recita: Bang Bang, There Goes My Pistol.




Sara, una noche, engaña a su madre. Le dice que se va con sus amigas a ver una película, pero realmente va a la playa junto a los jóvenes adolescentes a beber y fumar. Sara acaba acostándose con uno de ellos. No sé si habéis notado en la conversación que tienen después:
Trick: Eres una trolera.
Sara: ¿Por qué?
Trick: Has dicho que no lo habías hecho nunca. Es imposible que sea la primera vez.
Sara: Te lo juro por Dios.
Trick: Bueno, no hace falta que digas esas cosas.
Sara: ¿El qué?
Trick: Cosas en plan porno.
¿Qué vemos aquí? Sara era una niña que cuando veía porno veía siluetas borrosas moviéndose y palabras picantes. Al quitarle el filtro, Sara volvió a ver porno y vio realmente lo que era. Lo ha aceptado como algo normal y lo veía de forma normal. Por eso sabe “cómo hacerlo”. Por eso dice “esas cosas”.
Otro día, Sara le comenta a Trick que quiere probar la coca que él está vendiendo para saber qué se siente o qué ocurre. Al probarlo, Marie se entera debido a un aviso en su dispositivo. Tras esto, la madre va a escondidas a hablar con Trick, diciéndole que no se acerque a su hija, comprando pastillas anticonceptivas y poniéndoselas a escondidas en su desayuno.
Como no, Sara se entera y decide abandonar la casa, y como Marie no la encuentra, enciende de nuevo el dispositivo. Se ve a ella misma. Sara está detrás y quiere explicaciones. Coge el dispositivo de su madre e intenta apagarlo. Ésta intenta detener a su misma vez a Sara, pero lo único que consigue es un golpe con el mismo cacharro que tanto utilizaba, cosa que activa el filtro anti-cosasturbias.
Sara acaba golpeando a su madre hasta malherirla y huye al ver lo que acaba de hacer.
Marie se despierta e intenta usar el dispositivo para encontrar a su hija.
El capítulo acaba con Marie, en la calle, intentando hacer funcionar el dispositivo y gritando el nombre de su hija, porque se ha ido a perseguir un gato más grande. La libertad.

4x03 – Crocodile
Ni muy bueno, ni malo. Este capítulo es de “los normalitos”.
Mia Nolan es la directora de una compañía que debe presentarse ante un auditorio al día siguiente por la mañana, por eso, esa noche se aloja en un hotel. Vemos una ciudad bastante tecnológica en este capítulo: hay vehículos repartidores de pizza que se conducen solos, hay pantallotes que ojalá tenerlos en mi casa, en la habitación de hotel, etc. Iba a ser una noche muy tranquila para Mia, pero un exnovio suyo aparece en su vida diciendo que ya no es el mismo, que ha cambiado y que va a confesar el crimen que ella y él cometieron hace unos años: un atropello el cuál después ocultaron el cadáver, y un silencio por muchos años.


La vida de Mia está yendo como la seda y decide que no puede dejar que el bocazas de su exnovio se vaya de la lengua y entre queriendo y sin querer acaba cargándoselo y ocultando el cuerpo.






Por otra parte tenemos la historia de Shazia Akhand, una chica que se dedica a ayudar a las personas con un aparato bastante extraño. Simplemente deben colocarse una especie de pequeño dispositivo en la frente y oliendo una cerveza pueden recordar y enviar esos recuerdos a una pantalla controlada por Shazia. Shazia está investigando un atropello de un vehículo repartidor de pizza a una persona.
Mediante el aparato que usa Shazia y junto a los recuerdos de las personas, va poco a poco encontrando a la persona que está buscando, la persona que vio el atropello, que no es otra que Mia. Mia primero se niega a participar, pero acaba accediendo. Gracias a la cerveza, puede despertar más sus recuerdos y responder mejor las preguntas de Shazia, que está viendo lo que ella recuerda en la pantalla. Obviamente ve cómo Mia se cargaba a una persona, y decide marcharse. Pero Mia no lo permite y la rapta para acabar matándola. No contenta con esto, para no dejar cabos sueltos, viaja a la casa de Shazia donde su esposo se va a dar un baño. Y también se lo carga. Joder, se carga hasta el pequeño bebé de la pareja porque se piensa que la ha visto, y claro, si le enchufan el aparato y en la tele sale su cara, está todo perdido.
Lástima que Mia se cargara al pequeño, que resultó ser ciego, y dejase viva a la cobaya de la familia que vio cómo asesinaba al niño.
Es un capítulo correcto, está bien dirigido y la trama no está mal.
Pero, ¿por qué el capítulo se llama Cocodrilo?
Hasta  donde yo sé, los cocodrilos tienen un sentido del olfato increíble. Gracias a él pueden detectar quién hay o qué hay en su ambiente, atacar o irse, depende de lo que tenga cerca; le sirve para conocer su alrededor.

Como la cerveza que huelen las personas que recuerdan, para que así sus recuerdos sean más claros.

Mañana subiré la segunda parte de la review.
Hoy más que nunca, escribidme en los comentarios o preguntadme por dónde queráis, ¡es tema de discusión!

Gracias por leerme~

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