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lunes, 6 de febrero de 2017

Entrada 13 - La botella

Desde hace un tiempo que tengo una botella
en mi cuarto, por si tengo sed mirando las estrellas,
pero hoy es en ella dónde me he fijado
es más, amigos míos mientras escribo está a mi lado.
Me he dado cuenta de que al teclear
la mesa y la botella juntas se ponen a temblar
y mis cansados ojos solo se pueden fijar
en el contenido de ésta que se pone a bailar.
Y me encantaría fundirme con Ella en este momento
ser solo uno, dejar ya mis lamentos;
luego vuelvo en mí y pienso lento:
“Adri, tío, eso suena a un cuento”.
Y me enfado mirándome al espejo
Me grito en silencio “¡Quítate ese pellejo!”
y tras derramar mil lágrimas yo mismo me alejo
porque me he dado cuenta de que vivo con complejo:
de siempre estar por debajo del tapón:
que complementa y es de la botella la elección.
Guardo mis lágrimas en un cajón
porque si guardo una más revienta el corazón.
Y rezo cada instante para que eso pase
para acabar la vida, para acabar el viaje
luego recuerdo que no tengo la base
que no soy creyente, que no estoy en su paisaje.
No quiero leer esta entrada como hago ahora
con la tercera entrada de mi amado blog
mi corazón me dice que por ti no llora
pero de mi propia mente quiero librarme yo.
Quiero leer esta entrada sonriendo
contigo al lado, como en este momento
y cuando la vida teclee y mueva nuestra mesa
que sea nuestra y la hagamos presa
del futuro que tenemos por delante,
tú eres Beatriz, pero yo no soy Dante,
pues como ella tú le das fe a mi vida

mientras que yo únicamente soy un estúpido suicida.