Vistas de página en total

jueves, 8 de marzo de 2018

Entrada 23 - Un hijo, una puta y un hijo de puta

- Espera, antes de que digas nada... Deja... Déjame respirar un segundo... Ya... Vale... Perdona. Te preguntarás qué estoy haciendo aquí, con estas pintas, con estas flores en la mano. Antes que nada, espero que Luisito esté bien. Han pasado ya 5 años desde aquel incidente... Y lo siento mucho. Por eso estoy aquí. Estoy aquí para pedirte perdón, Bianca; perdón por todo. Perdón por todas esas mañanas en las que nuestros labios bebían algo más que café. Perdón por todas las tardes que nos escapábamos de nuestras casas cinco minutos para vernos. Perdón por todas esas noches de manta y sofá que tanto nos gustaban. Perdón por todas esas madrugadas que no podías dormir porque estaba despertándote por debajo del ombligo. Perdón por no ser suficiente tras estos cinco años en los que nos cuidábamos mutuamente... ¿Por qué me hiciste eso? ¿Por qué? ¿Es que no me esforzaba para que todos los días de nuestra, repito, nuestra vida fueran únicos? ¿Es que no era suficiente el sacrificio que hacía cada puta hora para mandarte una simple foto tonta para que sonrieras? ¿O es que era porque no tenía tanta polla para un coño tan hondo, puta? Por eso te fuiste con él, que lo sé. No te brindaba buenos momentos fuera de la cama, pero cuando las sábanas estaban de por medio era su polla la que rozaba tus dientes. Por eso hice lo que hice, Bianca. Por eso me lo tuve que cargar. Y siento mucho que tú lo vieras, lo siento mucho por ti y por Luisito; pero ningún hombre se va a follar a mi mujer embarazada en mi puta casa. Pagó él. Pagó el precio que se merecía por hijo de puta. Y tú pagaste el precio que te merecías por puta. ¿Y mi hijo? Mi hijo pagó los platos que su madre rompió como rompió mi corazón hace cinco años. Por eso estoy aquí hoy, por eso he traido estas flores. Y no son para ti, sucia zorra, tú tienes suficiente con la plaquita que te pusieron tus padres "Un ángel que partió demasiado pronto". Son para mi hijo, y sé que aunque no nos hayamos visto nunca, él me quiere tanto como yo, ¿a que sí, Luisito? Te quiero un montón, hijo mío. No temas, porque papá no tardará en abrazarte. Matar a una adúltera, puta y malnacida y a un hijo de puta es una cosa, pero esos dos tipos que me traían la comida cada noche no se merecían ese destino. Pero lo necesitaba hacer, cariño. Porque quería hablar contigo antes de poder abrazarte. Porque quería despedirme antes de conocerte por primera vez. Te quiero, Luisito. Hasta ahora.